Cementerio marítimo proyectado por Alfredo de la Escalera y Amblard, arquitecto diocesano y provincial en 1885-1888. Con un estilo ecléctico, caracterizado por rememorar el lenguaje clásico, que ha sido el estilo dominante, y que se aplicó en la construcción de capillas funerarias, panteones y nichos.
El cementerio de Ballena de Castro Urdiales es uno de los ejemplos más notables de la arquitectura funeraria española y representa un modélico ejemplo de actuación urbanizadora. Reúne un conjunto de monumentos funerarios de excepcional calidad, en diferentes estilos como el neóclasico, eclecticismo, neomedievalismo, modernismo, gótico, art decó…
Formó parte del ensanche urbanístico local de fines de siglo XIX, con una estructura urbana que se distribuye en manzanas y calles, “mímesis” de la ciudad de los vivos. La ubicación del cementerio es espectacular, se trata de un enclave elevado sobre el mar, como una pequeña península, dotado de las mejores condiciones territoriales para que estuviera “bien ventilado” y no pueda dañar “la salud pública”, en palabras de la época.
1885
1888
14 de febrero de 1994
16 de noviembre de 2016
2017
En su paisaje se acumulan perspectivas de elementos verticales como pináculos, capiteles, torres, cruces... de pequeños cuerpos arquitectónicos que son los panteones, y el recurso de las distintas calles arquitectónicas que se dirigen a los cipreses y a la vegetación en general. El cementerio hoy en día forma parte del patrimonio de la ciudad de Castro Urdiales y está declarado como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
En este cementerio aislado del mundo de los vivos, se impone por su teatralidad, como un elemento importante en el discurso social de la época. Se accede por una portada un tanto monumental, concebida como espacio de transición entre el mundo de los vivos y de los muertos. La dotación se completa con una capilla, con pórtico elevado y con capacidad para colocar en el centro el cadáver; vivienda del sepulturero y en su día hubo una sala de autopsias, laboratorio y un depósito de cadáveres.
Entre las paredes del Cementerio la Ballena descansan los restos de personajes ilustres de la historia local, regional y nacional, como el arquitecto regionalista Leonardo Rucabado y el gran músico y compositor Arturo Dúo Vital.
Hubo otra tumba que pertenecía a Francisco Bedoya, último guerrillero antifranquista de Cantabria de los que “se echaron al monte” tras la Guerra Civil. Él en concreto se incorporó a la guerrilla en 1952 y cayó en una emboscada el 2 de diciembre de 1957 cerca de Islares. En el año 1979, ante las numerosas reclamaciones de la familia, sus restos fueron trasladados al cementerio de Ciriego de Santander. Es de resaltar que mientras estuvo enterrado en Castro- Urdiales, siempre tuvo flores naturales en su tumba.
Existe otro sencillo panteón a los castreños muertos en tierras americanas que allí fueron en busca de mejor fortuna o aventur , que reza: "Por los castreños que en tierras americanas expiraron con el alma puesta en Castro de sus amores, os pido con fervor una plegaria para que Dios les conceda un eterno descanso. José Ibarra Hornoa les dedica este recuerdo. Mayo de 1951".
Su distribución primera es en forma de cruz de tres brazos, en un rectángulo, que forma la cabeza de la cruz, se destinaba a osario; el que forma uno de los brazos a niños sin bautizar y suicidas; y otro de los brazos para los enterramientos de los que estaban fuera de la religión católica, con entrada desde el exterior.
El cementerio se organiza en una serie de calles paralelas formadas por panteones que van descendiendo hacia el mar.
Su planta parece inspirarse en el estilo neoclásico, relacionado también con la nueva sociedad burguesa que se instala en Castro Urdiales a finales del siglo XIX.
En la parte alta y con las mejores vistas, están los panteones principales y más monumentales de la clase social pudiente, desde donde comienzan a discurrir los enterramientos en sendas calles que descienden de oeste a este, en suave pendiente hacia el mar.
Hay una gran profusión de panteones, que son pequeños monumentos, y se combinan con zonas verdes. Conviven panteones de estilo neogótico inspirados en la cercana iglesia de Santa María (estilo gótico), con otros de estilo modernista o neoclásico.
En estos pequeños monumentos entra en escena el mobiliario que se usaba en las capillas funerarias y aparecen candelabros, estatuas, relieves, vidrieras, frescos, mosaicos, obeliscos, antorchas, cruces, etc. Es la imagen del panteón familiar como tumba-capilla o mini-iglesias particulares, que encontrará en el neogótico su mejor lenguaje.
La escultura también encontrará su lugar en este bosque de imágenes y en especial las representaciones de ángeles, como la del “ángel de la muerte”.
En la actualidad son más frecuentes las criptas y nichos para acoger a la creciente explosión demográfica en Castro Urdiales.
El ayuntamiento trabaja para conservar y poner en valor este conjunto arquitectónico, que forma parte del paisaje urbano de la ciudad.
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